sábado, 31 de octubre de 2015

Uno de noviembre.

Los niños fantasma se agolpan en la calle. Y voy sin rumbo.
No tengo a dónde ir, tampoco le importa a nadie.
Un niño chino, un niño calavera, un niño calabaza. Me siento a contemplar la escena mientras pienso en ti, y no puedo dejar de abrir la boca porque estoy nerviosa.

Te juro que una pequeña muerte me persigue cuando me levanto.

Yo soy una vez más la persona insignificante que llora. Esto no es para ti., o eso dice un cartel en el banco.

Pierdo la noción del tiempo, de mi cara y de tus manos.

Vino malo, asfixia.

Me atuso el pelo y corro a la huída. Me visto desvistiéndome, y te arranco los pantalones -medio vivo medio muerto- mientras haces ruidos con la boca y te beso la frente.

Robo una bufanda del tercer cajón.

Hace frío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario