el jersey rojo que me dejaste aquel día cuelga de la silla, inerte, oliendo a charcos y a colonia de hombre.
he ido a propósito a una casa vacía, a doblarlo cuidadosamente en el armario, a encender unas cuantas luces -nunca las del techo-, correr las cortinas y tumbarme en la cama.
y la cama huele a lavanda. y soy incapaz de abrir los ojos por si es cierto que cuando los abra, nadie me llamará marmota.
en la sartén no hay cus cús y en el escritorio, un paquete de tabaco.
hay cosas medio llenas y huecos medio vacíos y ninguna llave colgando de la puerta.
he ido a propósito a una casa vacía, a doblarlo cuidadosamente en el armario, a encender unas cuantas luces -nunca las del techo-, correr las cortinas y tumbarme en la cama.
y la cama huele a lavanda. y soy incapaz de abrir los ojos por si es cierto que cuando los abra, nadie me llamará marmota.
en la sartén no hay cus cús y en el escritorio, un paquete de tabaco.
hay cosas medio llenas y huecos medio vacíos y ninguna llave colgando de la puerta.
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