sábado, 31 de octubre de 2015

Uno de noviembre.

Los niños fantasma se agolpan en la calle. Y voy sin rumbo.
No tengo a dónde ir, tampoco le importa a nadie.
Un niño chino, un niño calavera, un niño calabaza. Me siento a contemplar la escena mientras pienso en ti, y no puedo dejar de abrir la boca porque estoy nerviosa.

Te juro que una pequeña muerte me persigue cuando me levanto.

Yo soy una vez más la persona insignificante que llora. Esto no es para ti., o eso dice un cartel en el banco.

Pierdo la noción del tiempo, de mi cara y de tus manos.

Vino malo, asfixia.

Me atuso el pelo y corro a la huída. Me visto desvistiéndome, y te arranco los pantalones -medio vivo medio muerto- mientras haces ruidos con la boca y te beso la frente.

Robo una bufanda del tercer cajón.

Hace frío.

domingo, 25 de octubre de 2015

Huele a gasolina, y a las 3 fueron las 2.

Hay días raros. Días en los que te despiertas sin más y,
te duermes pensando en nada.

Hay días que coges con fuerza el lápiz y
te rodeas de un círculo donde solo cabes tú.

Hay mañanas donde lo más sentido
sería sacar un kalasnikov en medio del autobús.
Y que los pájaros vuelen sobre nuestras cabezas.

Hay tardes de no querer encontrar las bragas,
todavía acurrucadas en un montón de sábanas,
calientes como el infierno que nos espera.

Hay noches de enterrarse, de vestir de negro, de
guardar veinte minutos de silencio
por los jóvenes que murieron y que casualmente,
se parecían a ti.


martes, 20 de octubre de 2015

6 A.M. Deberes.

Me he propuesto, a modo de mero ejercicio, escribir por escribir. Todos los días, por no perder la costumbre de hablar sola en voz baja.
Hoy el cielo estaba muy rosa, como supongo que son los días de verano en Islandia. Con esa luz misteriosa, que yo todavía no conozco, pero tú sí, y me enseñas. Últimamente intento sacarle el sentido romántico a todo, a modo de ejercicio también. Me he tomado muchos cafés, recuerdo el de esta tarde. Era especialmente amargo. Y con cada sorbo he notado todo el daño y la maldad de este mundo. Los escritores son gente extraña, y los desconocidos más felices son los que se sientan cerca de las ventanas.

Sonaba Havalina, que siempre es bueno porque me recuerda que somos imperfectos. Y está bien así.

domingo, 18 de octubre de 2015

Asincronía.

En este instante de sutil tristeza y frío en los pies, me abrazo al plumón y me acuerdo de las calles estrechas y oscuras que ya no dan miedo porque vamos de la mano.

Los pasillos llenos de cuadros son una pesadilla recurrente. Tú lo sabes. Pero nuestra ternura nos hace inmunes al resto.

Y si alguna vez, el precipicio se acerca a nosotros, nos miramos a los ojos y saltamos.

Son las mismas manos con las que te agarro, y te saco a bailar en pijama. Todavía en bragas.
Y tú me miras como si estuviese loca.

Pero es que estoy loca.

Pero es que antes estaba sola.

Y ahora tengo luces sobre la cama y constelaciones a mis pies.
Ahora puedo abusar de las metáforas porque todo lo que digo es realmente especial.

A veces somos la hostia.
Y otras, somos nosotros sin más.

sábado, 17 de octubre de 2015

Diario de realidad I.

el jersey rojo que me dejaste aquel día cuelga de la silla, inerte, oliendo a charcos y a colonia de hombre.
he ido a propósito a una casa vacía, a doblarlo cuidadosamente en el armario, a encender unas cuantas luces -nunca las del techo-, correr las cortinas y tumbarme en la cama.
y la cama huele a lavanda. y soy incapaz de abrir los ojos por si es cierto que cuando los abra, nadie me llamará marmota.
en la sartén no hay cus cús y en el escritorio, un paquete de tabaco.
hay cosas medio llenas y huecos medio vacíos y ninguna llave colgando de la puerta.

viernes, 16 de octubre de 2015

Gente tóxica.

se acaba de apagar la tele y sigo despierta. no recuerdo la última vez que me dormí sin tenerla encendida, de fondo, muy bajita, sonando como un rumor casi molesto.
supongo que da vergüenza admitir que eres mayor y te da miedo la oscuridad. y que nunca te levantas en mitad de la noche, y que si lo haces, das todas las luces del pasillo.
no tengo miedo a no ver la luz si duermo acompañada. pero entonces tengo otros miedos. como: ¿oirá lo que estoy pensando? ¿se marchará mañana antes de que abra los ojos? ¿se dará cuenta de que ahora mismo, no hay para mí, nada más importante que esto?
pero es que los instantes en la vida se cuentan por milésimas, y hay personas que los llevamos tan adentro que los volvemos negros, y los deshacemos en pupilas aún más negras.
ahora, podría volver a encenderla, pasear por los canales -bingos, tarots, series repetidas- y poner el temporizador durantes otros treinta minutos. cerraría los ojos muy fuerte y no podría parar de pensar en ti. escribiría metáforas, discurriría qué es lo que realmentente pasa y en algún momento entre las cuatro y las seis, perdería el conocimiento.
pero hoy la televisión se queda apagada. estoy de luto por mí misma. no se muere nadie, pero se mueren todos los días.

jueves, 15 de octubre de 2015

No quiero ponerle título, ni punto final.

yo era libre con mis cadenas.
sábados noche que se hacían de día, no aprenderme el nombre de nadie, ilusionarme con la frialdad impuesta de un corazón demasiado caliente.
y alguien golpeó la puerta, quiso desatarme para que me aferrase a algo antes de perderme del todo.
y consiguió un cuerpo enfermo, una sonrisa vacía, la incapacidad de la distancia y el miedo.
y se llevó el único premio que nadie quería.
y yo miré mis manos. Que lejos de aferrarse a la vida, se arañaban los muslos.
y las cadenas estaban por todas partes y destruían muros y calles y el amor y las relaciones y los números de teléfono y los proyectos y las ilusiones.
y todo el peso se hundió progresivamente.
y debajo de la almohada, un jersey rojo que huele a colonia de hombre.