lunes, 27 de abril de 2015

Copas sucias, mantel a rayas.

Esa mujer vuelve a agitar
las sábanas blancas en el balcón.
Mañana el mantel estará sucio
manchas circulares y quemazón.
He sublimado mi ser,
y ahora todos huyen apretados en el ascensor
mientras espero rompiendo platos
que vengas a terminar la función.
Por qué el sueño siempre acaba
con mi cáscara la envenenada
y tu copa de vino, el perdón.

viernes, 24 de abril de 2015

Es pronto para hablar de poesía.

No sé lo que significa querer.
No sé nada sobre el amor.
Pero te puedo asegurar,
con una mano arañándome el cuello,
con las rodillas arañadas
de tanto suplicar,
y gritar,
que lo más parecido a un te quiero
es esto que siento.
Y que aún así,
nada va a cambiar.

Te escribiré como Cortázar le escribió a Alejandra. Pero espero que nuestro final, sea por lo menos, un poco feliz. –Porque te lo mereces– y yo ya, no lo sé.

miércoles, 15 de abril de 2015

Deja de hacerte daño.

Duermo entre cenizas, cristales, ruinas.
Siento que la voz de mi amante
puede desaparecer en el aire
y el césped se tragará mi dolor.
He muerto como mueren las paranoicas
viviendo de la belleza de los espejos sucios.
La luna se ha convertido en mi sol
y cuando la noche despierta
pienso en que todos tenemos un destino ante dios.
Nunca será igual.
Nunca será igual.
Hablaré contigo mañana
cuando este sopor se pierda
cuando no me queden dolores de cabeza
mientras tú te ahogas en una nube de humo
y todo se desmorona.

martes, 14 de abril de 2015

I (Lo sabíamos)

Soñé que tú eras yo
y yo era tú. Pero
no nos conocíamos,
ni sabíamos cual era el timbre de nuestras voces.
Y aún así,
sabíamos que éramos nosotros,
porque lo teníamos que saber.
Y que sin saber que estábamos, estaríamos.
Como dos ángeles de la guarda que se velan en silencio y mutuamente,
pero siendo reflejos de algo que no existe.

domingo, 12 de abril de 2015

ADN.

El infierno lleva mi nombre
de mujer-peligro
de mujer poeta.

Sufro las inquietudes de una especie
que no es la mía
que sobrevive gracias a la caridad
de los extraños vagabundos
que pueblan mis calles;
las autopistas que rigen cada una de mis terminaciones.
No tenemos hogar
ni lo queremos.
El mar siempre llevará nuestro apellido
se lo crean o no los marineros.
No tenemos nada
ni lo queremos.
Esta tristeza es una creencia compartida
una tortura añadida
al complejo de ser extraños de ojos negros
cuando dios los hizo a todos ciegos.

lunes, 6 de abril de 2015

Esquelas y secuelas.

He muerto tantas veces
que el hecho de venir aquí
cruzar el túnel
ver la luz
avanzar a la luz
tocar la luz
es lo más parecido a la vida,
a la suerte de no llorar
por las esquinas,
a las flores frescas
al no abrir los ojos
y jugar al escondite con los desconocidos.
Compañero de nicho
tumba a tumba
sepulcro cerrado
no caen en el aburrimiento de mi cíclica existencia
de viajes al otro mundo
y vuelta al de los atareados
intransigentes
peleados
tristes
huídos
putrefactos.
He pedido ida y vuelta
porque me gusta el olor a gasolina,
pero de tantas veces que he recorrido este camino,
no sé si yo soy el vivo
o si los que me lloran también se han perdido
y ya no tienen pulso en la nuca.