martes, 20 de octubre de 2015

6 A.M. Deberes.

Me he propuesto, a modo de mero ejercicio, escribir por escribir. Todos los días, por no perder la costumbre de hablar sola en voz baja.
Hoy el cielo estaba muy rosa, como supongo que son los días de verano en Islandia. Con esa luz misteriosa, que yo todavía no conozco, pero tú sí, y me enseñas. Últimamente intento sacarle el sentido romántico a todo, a modo de ejercicio también. Me he tomado muchos cafés, recuerdo el de esta tarde. Era especialmente amargo. Y con cada sorbo he notado todo el daño y la maldad de este mundo. Los escritores son gente extraña, y los desconocidos más felices son los que se sientan cerca de las ventanas.

Sonaba Havalina, que siempre es bueno porque me recuerda que somos imperfectos. Y está bien así.

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