Cuando la pequeña niña corría ondeando su melena rubia. Con un lazo más grande que su sonrisa, se acercaba y le gritaba a las hormigas.
Cuando el cielo estaba nublado y olía a chicle.
Cuando todavía me mirabas y la Luna brillaba más que el Sol.
Cuando respirar era fácil y no me faltabas tú.