Quiero cada domingo
una rosa blanca;
Un perfume suave
que inunde mi almohada;
Una delicada caricia
bajando por mi espalda;
Un pintalabios rojo
que atraiga miradas
y que me entierren
mirando a la mar brava.
No le pido más a la vida
que lo que puedan darme tus brazos.
Pero por dios, cuando llegue el invierno
tienes que saber
que todo habrá terminado.
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJA
ResponderEliminarAy... ='D Lo siento, es que no he podido evitarlo. No me esperaba para nada el final, y me ha hecho mucha gracia... y eso que es terrible, si se piensa fríamente. Pero es que hoy estoy de un extraño buen humor (no, no estoy borracho, pero ya ves que estoy parlanchín), y todo se me hace tragicómico, como la vida...
Hace mucho que no me paso (he estado bastante hecho polvo por cuestiones personales). Guau, últimamente te ha dado por la poesía, ¿eh? Iré echando un ojo de vez en cuando.
Este poema... me ha gustado, aunque me ha chocado un poco el cambio brusco que se produce a la mitad de la cuarta estrofa. Entiendo (o creo entender) que es el meridiano del poema, que marca el contraste entre lo positivo y lo negativo. Entre las promesas de la vida y la amarga realidad de la muerte. Pero aún así... me ha resultado un poco raro xD
Saludos =3