Has estado tantas veces
en esta cama
y ya no huele a nada,
solo suavizante barato
y mis lágrimas desbocadas.
Meter los dedos
en el enchufe
sera el único impulso eléctrico
que sienta mi cuerpo
esta noche.
No quieras juzgar
aquello que no entiendes;
estoy a solo nueve números
de distancia de la llamada,
la que me vuele la cabeza,
y te despida con una bala.
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