Voy caminando. Despacio. Silenciosa.
Ya nada es lo que era, pero no me importa.
No viviré en las ciudades que había imaginado,
creo que las enterraron,
junto a fosas comunes de sueños despedazados.
La gente no me mira. Las aceras están vacías.
Alzo una bandera blanca, como si sirviera de tregua.
Pero entre tú y yo, no hay guerra ni paz
ni gloria, ni sangre derramada.
No somos soldados en el campo de batalla,
ni tiros por la espalda.
Solo sé que no se nada.
Y qué si me apetece odiarme.
Voy a mirarme en el espejo hasta vomitar flores
y tragarme las espinas.
No intentes detenerlo,
la calle sigue vacía.
guau
ResponderEliminarMe encanta chica, escibes bien.
ResponderEliminar¡Muchas gracias!
EliminarEspectacular. No tengo más palabras. Me muero de envidia.
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