La linterna, como un faro,
alumbró la noche,
y la luna,
fue nuestra luna,
la más brillante.
Y surgió una declaración de guerra:
nunca más tembló el pulso
desde la vista del Vesubio,
donde alguien contempló nuestra tragedia.
Y como brillantina
no me mirarán las estrellas.
Se reirán de tu sonrisa,
y pagaremos mis cuentas,
fusilarse las pestañas
y pedir por ti en un poema:
de verdad,
lo prometo,
nadie se creerá nuestro secreto.
(Para todos los gatos que acampan
en los tejados esperando su porvenir.)
KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH *ehem* me encanta. Lo has vuelto a hacer.
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