Vendo hielo al mejor postor
en la tierra de la nieve,
un frío blanco,
y dientes.
Vendo dientes amarillos
de un ex fumador,
a veces sonrien,
y mienten.
Vendo mentiras sobre el amor
metidas dentro un sobre,
nunca llegan al destino,
y van sin nombre.
Vendo nombres a quién los perdió
o se les olvidó
porque nadie llamase,
y duele.
Vendo mi número al mejor postor
y que se quede
el frío
las sonrisas
las mentiras;
y con mi nombre.
domingo, 1 de marzo de 2015
Como si no fuera al revés.
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Hace siglos que no bloggeo. De pronto me acuerdo de ti, y sé que siempre merece la pena pasarse por este sitio. Echo un ojo a la entrada más reciente. Leo el primer verso. Es magnífico. Maldita seas.
ResponderEliminarJoder, es demasiado bueno. Ojalá pudiera poner comillas en el "demasiado" para enfatizarlo (no quiero hacerlo con las mayúsculas).
Maldita seas. Yo quiero ese don. No me avergüenzo de decírtelo siendo egoísta. Considero que esta sinceridad hiriente es la mejor forma de demostrar mi admiración.
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