Hacía demasiado que no actualizaba el blog, como no. Siempre los acabo abandonando xD Bueno esta vez traigo otra historia de terror (sí, últimamente me da por el "terror" aunque en realidad no dan miedo) mezclada con amor~ Sí, a todos nos gustan las historias de amor (por lo menos a mí). Bueno, os dejo que la leáis de una vez, y ya sabéis.. Si me dejáis un comentario mejor. Eso sí, críticas constructivas por favor.
Saludos <3
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La
noche anterior, ella y su prometido habían decidido salir a tomar unas copas
con unos amigos. Tal vez había bebido demasiado, o tal vez no, porque la noche se presentaba borrosa en su mente. La migraña interrumpió sus pensamientos, y se sobresaltó al
escuchar unos ruidos que provenían del piso inferior.
En la tranquilidad del dormitorio, Laura
se dio la vuelta y palpó casi a ciegas la cama. Entonces vio que Jorge no
estaba con ella.
-¡Ya lo sé! Me está
haciendo el desayuno- pensó con una sonrisa en su rostro.
Se levantó cuidadosamente
y buscó sus zapatillas sin obtener resultado alguno.
Laura caminó hasta el baño
situado junto a la habitación. La verdad es que era un lujo poder tener el baño
tan cerca y no tener que ir hasta el piso de abajo. Andaba como un zombie y
tenía una mezcla de dolor de cabeza con mareo.
Rozó la mesilla y tiró una
foto al suelo. Soltó una exclamación y se agachó a recoger los trozos de
cristal que se habían esparcido por el suelo. Era una pena porque esa era su
foto favorita. En ella Jorge aparecía abrazándola.
-¡Ay!- gritó, a la vez que
una gota de sangre se derramaba por el suelo. Corrió hacia el baño y colocó su
dedo debajo de un chorro de agua tibia. Notó alivio al instante. Después cogió un trozo de papel y lo envolvió
alrededor de su dedo. Se miró en el espejo y escrutó su cara.
-Puf... ¡Madre mía que
ojeras! Ya no tengo edad para irme de fiesta- se dijo a si misma
Un fuerte estruendo la
asustó. Pudo escuchar una sucesión de golpes y Laura se quedó inmóvil. Se
acercó cuidadosamente a la puerta del baño y apoyó su cara contra esta, esperando oír algo. Sólo había silencio. Y entre ese silencio sepulcral, Jorge gritaba desesperadamente, pidiendo ayuda.
Laura dudó en que hacer. El miedo invadía cada centímetro de su cuerpo.
-¿Habrán entrado a robar?
¿Pero quién querría robar en mi casa?- pensó
Cada vez se oían más
golpes como si estuvieran destrozando cada rincón de la casa. Laura no pudo
evitar llorar. Lloraba por la impotencia ante no saber que hacer, y lloraba por
el futuro incierto que se cernía sobre
ellos.
Poco a poco los ruidos
cesaron, y con ellos la voz de Jorge, que ya se había convertido en un susurro.
Laura se acercó hacia la
puerta del baño intentando hallar una salida a tal situación.
Acercó sigilosamente la
mano hacia el pomo, cuando un ruido sordo e intenso la sobresaltó. El crujido
de las escaleras le indicó que alguien trataba de llegar hasta ella. Invadida
por el miedo, colocó el cesto de la ropa sucia a modo de barrera que
evidentemente no ofrecía demasiada protección. También echó el pestillo del
baño y se situó lo más lejos de la puerta que pudo.
Los ruidos de las pisadas
se distinguían ahora en la habitación. Notó como el pomo se giraba lentamente,
pero la puerta continuaba cerrada. Laura ahogó un grito y se tapó la boca casi
por instinto, evitando hacer cualquier ruido que la delatara como próxima
víctima. Su respiración era cada vez más acelerada y le costaba mantener la
compostura. Los golpes que la puerta estaba recibiendo le hacían creer que
aguantaría poco en pie. Lentamente un líquido color rojo comenzó a colarse por
la ranura inferior. Laura acercó su mano y tocó el líquido.
Descubrió entonces que se
trataba de sangre. Se quedó agachada e inmovilizada por el miedo. Sus ojos
estaban en blanco y su mirada perdida.
-¿Qué le habéis
hecho?-gritó con desesperación-¡Jorge! ¡Jorge! ¡Contéstame!-continuó gritando
Laura estaba profundamente enamorada de él, incluso se iban a casar, y la idea de perderle la destrozaba.
Laura estaba profundamente enamorada de él, incluso se iban a casar, y la idea de perderle la destrozaba.
Su propio llanto
interrumpió sus ideas sobre el futuro de Jorge.
-¡Tengo que salir de
aquí!-se dijo a sí misma
Quitó los obstáculos que
había puesto anteriormente y abrió la puerta del baño.
Su dormitorio continuaba a
oscuras, tal y como lo había dejado, y aparentemente no había signos de ningún
tipo de robo.
Escuchó unos lamentos que
provenían del piso de abajo. Se asomó por el hueco de las escaleras y observó a
Jorge sentado en ellas. Junto a él estaba Mario, uno de sus mejores amigos.
Corrió rápidamente hacia
él, aun a riesgo de caerse por las escaleras, pues era muy patosa. Abrazó por
detrás a Jorge, a la vez que decía:
-Menos mal que estás bien,
había pensado lo peor. ¿Qué se supone que ha pasado? ¿Qué hace Mario aquí?
No obtuvo ninguna
respuesta y es más, parecía que la ignoraban. Mario tenía los ojos llorosos, y
Jorge tenía la cabeza entre las piernas.
-No, no puede ser.- se
repetía
Laura se levantó de las
escaleras y se dirigió al salón. En él sus amigos y familiares estaban
repartidos en sillas y todos vestían de negro. En el centro de la sala se
alzaba un ataúd. Había un silencio sepulcral. Junto al ataúd, dos grandes ramos
de rosas blancas adornaban la sala.
Un escalofrío le recorrió
el cuerpo. Estaba aturdida, y no entendía porque había montado un velatorio en
su salón. No pudo evitar acercarse al ataúd, para tratar de averiguar quién era
el difunto.
Las personas que ahí se
encontraban, se mostraban ajenas a su presencia, mientras ella caminaba a través de la sala.
Se asomó al féretro y
automáticamente se desplomó al suelo.
-Jorge, sé que es duro y
tal, pero no puedes martirizarte, no fue culpa tuya-dijo Mario.
-Ya lo sé... Pero todo
pasó tan rápido. Volvimos sobre las tres o las tres y media, y nos fuimos a
dormir. Yo me metí en la cama y ella se quedó en el baño quitándose el
maquillaje. Estaba medio dormido, cuando escuché un golpe. Me levanté
inmediatamente de la cama y ahí estaba, tirada en el suelo junto a las
escaleras. No paraba de salir sangre, estaba todo el suelo lleno. Ella no
paraba de gritar mi nombre, y yo... yo no pude hacer nada por ella más que
llamar a una ambulancia.-su voz se quebró y empezó a llorar débilmente- No
pudieron hacer nada por ella. Cuando llegaron ya estaba muerta. Creen que debió
tropezar con la moqueta y se cayó por las escaleras.
-Pero
Jorge, hiciste lo que estuvo en tu mano-dijo Mario intentando consolarlo
-¿Y
ahora que se supone que voy ha hacer con esto?-dijo mientras jugueteaba con el anillo de pedida- ¿Y con su vestido? Sé que estaba escondido en el armario del
desván...
-Tío...
Pues no sé. Creo que deberías guardarlo
-Sí,
supongo que sí... Será una forma de recordarla-le contestó Jorge
Se quedaron sentados en las escaleras, recordando viejas batallas e intentando asumir la realidad que ahora les abordaba. Mario se levantó y se acercó a la cocina.
Jorge
permaneció sentado, y con su mano rozó una pequeña muesca que se había producido
en las escaleras a causa del golpe. Sostuvo en su otra mano el anillo de
compromiso y susurró:
-Te
prometí mi amor eterno Laura, y nunca te fallaré.
Lo dicho, tenías una fijación con esto, compañera.
ResponderEliminar"Andaba como un zombie y tenía una mezcla de dolor de cabeza con mareo."
Nunca he estado borracho, pero creo que le llaman "resaca" xD
Mmm, lo siento, pero no puedo decir mucho en positivo. No me ha disgustado, pero no me ha parecido gran cosa. Creo que esta vez no consigues crear bien el ambiente det terror. La escena del baño no parece guardar sentido en relación al resto de la historia. Los diálogos se me hacen en algunos momentos un poco antinaturales, como que la forma de las frases no encaja. El final se adivina fácilmente en cuanto aparecen Jorge y Mario, y creo que al velatorio le falta un poco de atmósfera. Apresuras mucho la acción a partir de ese momento, dejando la escena muy plana. Por otra parte, el fin de la historia es extraño, da la sensación de que realmente no sabías cómo acabarla.
Espero que no te tomes a mal el comentario, sobre todo teniendo en cuenta que esto es del año pasado. Supongo que habrás mejorado mucho desde entonces (al menos tus historias románticas son mucho mejores, según he visto), pero yo te ofrezco mi crítica por si acaso.
Tienes toda la razón del mundo. Este es otro de los relatos (junto a Clara y alguno más) que hice para un trabajo de lengua. Como me pilló el toro, estas historias tienen muchos fallos (algún día las apañaré) porqeu las tuve que hacer en dos o tres días para acabar el trabajo.
EliminarY gracias por la critica, no me la tomo a mal :)
Espero seguir mejorando.